(A partir de la exposición Trópico fantasmático de Magali Lara)
El color se me adhiere a las pupilas. Techos altos. Sensación de vacío. Palabra que se escucha entre las ramas. Lo negro es una línea interminable. Te había dicho ya que no entendía el concepto de infinito. Busco ahora el lenguaje para nombrarlo poco a poco. Aquellos ojos espectrales. Las múltiples esquinas de la noche.
El espacio entre las ramas y mis pies permanece intacto. Ella me mira. Madre de mil ojos. Posibilidad. Palabra que se dice despacio y resuena. Caerán los muros que sostienen la memoria.
*
Pies
vientre
manos
Me miro en el espejo y soy también un árbol
quisiera
echar largas raíces en la tierra
pero la duda me invade la boca
se enreda en mi lengua
se extiende como fuego
Me miro en el espejo
y soy entonces un árbol que se quema
*
Susurro.
Conjunto de palabras insinuadas apenas.
Los muros de la casa se derrumban.
Cubiertos de humedad no sostienen la noche.
En el momento antes de que te venza el sueño,
imaginas el rojo de las flores,
el espectral dominio de las flores.
*
22 grados centígrados y el aire
que me parece frío
toca mis pies
Árbol desenraizado
palabras giratorias
ductos de ventilación conforman la memoria
están y luego no
Una vez más el cuerpo estremecido
después no queda más que una silueta
se fractura el recuerdo
el rojo sobre el negro sobre el blanco
la flor como a través de una ventana
Noche que devora la noche
se me entumen las manos
los ojos ya no alcanzan a mirar
el espacio ocupado por el negro
a lo lejos un corazón abierto se desangra
abajo de la noche un cuerpo intacto
tendido en las palabras
que no logro decir sin que tiemble la voz
Ramas entrelazadas extensas extendidas
cuerpo que mira el cielo
mano que roza el muro y se tiñe de noche
*
Aquí no hay viento que meza los árboles, no hay nidos en las ramas. No quedan pájaros, ni cantos cuando el sol se oculta. No hay tierra en este suelo que aloje las raíces.
Los árboles son plantas de tamaño variable
los árboles son plantas
los árboles
destacan
en el blanco
*
Los árboles caducifolios pierden sus hojas para ahorrar nutrientes durante las estaciones con menor luz solar. Te dije que la luz era distinta. Era domingo y amaneció en la orilla donde antes era oscura la palabra. Los árboles de hojas caducas pierden las palabras. Crujen al romperse y el eco no me deja entender cuál es la duda que te carcome los ojos.
Puedo decir raíces o, mejor, estructura propicia para crecer, para elevarse y devorar el blanco. Desenraizado del recuerdo, el árbol no florece, no hace fotosíntesis, no tiene un nombre que podamos invocar al mirar la luz que se filtra entre sus ramas.