Editorial

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La idea de un final de los tiempos o de la historia es una noción netamente occidental. Nació del judeocristianismo, una de las raíces de Occidente —las otras son la Grecia y la Roma antiguas— a partir de que la Parusía —el regreso de Cristo y la instauración del Reino— se difirió en el tiempo. Su carácter, aun laicizado por la Razón ilustrada, tiene un doble rostro: la destrucción de la que surgirá un reino eterno de justicia y paz.

La literatura apocalíptica habla así de “un tiempo del fin”, cuyos signos —guerras, hambrunas, terremotos, epidemias, exterminios—, anuncian el fin del mundo y su reparación absoluta. El racionalismo lo llama “crisis civilizatoria”.  

Occidente ha vivido varias que han concluido no en la hecatombe total y la instauración de un mundo dichoso, sino en un cambio de paradigma que hace caminar otra vez al occidental hacia ese final siempre diferido: la caída del Imperio romano, el Renacimiento,la Revolución industrial, la Ilustración y la Revolución francesa, la Primera y la Segunda guerras mundiales y sus grandes genocidios, por nombrar las crisis más importantes. Hoy, dos milenios después, vivimos una más. Sus características, sin embargo, son más profundas e inquietantes que las anteriores. A los signos consabidos se agregan cuestiones inéditas: un carácter global, el agotamiento de las instituciones políticas, el transhumanismo y la Inteligencia artificial. Esas condiciones han llevado a muchos a pensar si no en el final de los tiempos, como lo expresaron y vivieron los milenaristas del primer milenio, o de la historia como lo auguraba Francis Fukuyama en 1992, al menos en el de Occidente, como lo presentía Oswald Spengler en 1923.

¿Realmente vivimos su final o es una más de las crisis producidas por la idea del tiempo y de la historia que el cristianismo insufló a Occidente? No lo sabemos. De allí el título de la presente entrega, “Occidente. El ocaso sin fin”. Sea lo que sea vivimos un nuevo tiempo del fin o una nueva crisis civilizatoria frente a la cual los artículos que presentamos intentan responder.

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